Suelo laminado y paredes blancas

El suelo laminado es un elemento de altísimo potencial técnico y decorativo, probablemente la opción más elegida por profesionales a la hora de construir. La pared blanca, por otra parte, se trata de un básico para la mayoría de estilos por su compatibilidad y estética. La combinación de ambos implica una transformación completa del decorado.

¿Cómo ampliar el área visual?

Las paredes blancas generan una gratificante sensación de espaciosidad, siendo un color reflectante que contrasta con la presencia del suelo laminado, dándole mayor protagonismo. El suelo laminado roble clásico es perfecto para crear armonía, obsequiando al ambiente un toque de frescura por sus candentes tonalidades. Si te decantas por el suelo laminado blanco o de color claro, conseguirás un efecto de amplitud inigualable. Los suelos laminados oscuros o negros incrementarán la sensación de extensión de las paredes blancas, descubriendo un ambiente totalmente transformador predominado por el efecto visual y la combinación de colores.

¿Cómo iluminar la habitación?

El suelo laminado de color blanco o claro producirá un efecto reflectante sobre el color de las paredes, rebotando toda la luz sobre el perímetro para lograr un ambiente iluminado y llamativo. Las paredes blancas son una gran aliada de los entornos apagados gracias a sus virtuosas capacidades de combinación con el resto de colores. Los suelos laminados de roble se realzarán estupendamente, convirtiéndose en el elemento predominante en la decoración. Otras tonalidades de madera de roble gris se relacionan a decoraciones equilibradas donde las paredes blancas sumergen el decorado en un contexto homogéneo y elegantísimo, perfecto para decoraciones modernas.

¿Cómo realzar la decoración?

Usar los colores adecuados puede marcar la diferencia. Las combinaciones del blanco con suelos laminados de tonalidades claras y naturales como el beige o roble claro darán al espacio un toque más alegre y soleado. Los tonos amarillos resultan eléctricos y dominan el optimismo del ambiente, mientras que los suelos laminados rojizos inspirados en maderas naturales como el wengué o sapeli son capaces de transformar el área a un espacio lleno de pasión y frenesí. El gris se desenvuelve perfectamente en la mayoría de decoraciones, y mantiene el interior lleno de pureza y tranquilidad. Un interior dominado por colores marrones introducirá al área una sensación muy natural y rústica, es la paleta de color perfecta para obtener un resultado atemporal y poderoso a lo largo del tiempo. Las tonalidades más oscuras, por otra parte, son las preferidas a la hora de crear espacios dramáticos y determinantes.

¿De qué color pongo el rodapié?

El zócalo o rodapié es un elemento prácticamente indispensable a la hora de colocar suelo laminado, ya que es un auxiliar perfecto para esconder el cableado o para corregir visualmente desperfectos de la decoración. Se trata de un marco pensado para rematar la decoración y puedes seleccionarlo de varios tipos en función del resultado que estés buscando: los hay pequeños y altos, con distintas formas en el pecho e infinitud de colores para seleccionar. Puedes elegirlo a combinación con las puertas o ventanas de la casa, también a juego con las cortinas u otros elementos que ponderen la decoración para crear homogeneidad. Con las paredes blancas, el rodapié blanco ingresará una fuerte sensación de armonía visual, dejando que el suelo laminado efectúe el resto de la magia con su ineludible presencia. Para dar más protagonismo al color del suelo, elige el rodapié del mismo tono: elevarás la grandeza del área incrementando la apariencia del suelo laminado con un marco desapercibido y elegante.